El reproche es un
castigo que ejercemos sobre alguien, si no
satisface nuestras expectativas o necesidades.
Cuando no nos atrevemos a
pedir, porque nos da miedo el no del otro, en ejercicio de su libertad
personal, o porque consideramos que la necesidad nos hace vulnerables, no nos
queda nada más que esperar que el otro/otra
adivine nuestras necesidades y cuando esto no es así, surge la frustración
y la venganza del reproche: “ Si yo estoy mal que él/ella lo esté también”.
Ésta herida del reproche que nos infligimos y también a los demás, como todas las heridas nos
aleja y deteriora la relación y donde el pedir pone amor y confianza, el reproche
alimenta el resentimiento.
Las necesidades propias son
responsabilidad de cada una y uno, el
apoyarse en los seres que queremos no es una exigencia, sino un acto de amor
que hace al otro sentirse importante para nosotras y nosotros.
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